¿Crees que las personas son naturalmente egoístas o generosas la mayor parte del tiempo? Cuando vemos las cosas terribles que la gente es capaz de hacer, puede empañar fácilmente la forma en que vemos a la humanidad. La sensación puede ser tan agobiante e impactante que pareciera que el egoísmo es la fuerza más fuerte del mundo, pero no lo es.
Estudios han demostrado que, por naturaleza, los seres humanos son más propensos a ser altruistas que egoístas. Del mismo modo, la sabiduría de la Kabbalah enseña que cada uno de nosotros tiene una chispa del Creador en nuestro interior, una fuerza de compartir infinita. Hay una serie de ventajas que tocan nuestra vida cuando nos conectamos con esta parte de nuestro ser. La generosidad no es tan solo una buena práctica, sino algo necesario para nuestra felicidad y bienestar a largo plazo.
He aquí tres beneficios espirituales de la generosidad:
Una hermosa paradoja del universo es que, si quieres recibir más de la vida, debes dar más. Tener la mejor vida posible implica que busquemos una vida al servicio de los demás. La razón de esto radica en el hecho de que el Creador es una fuerza de compartir. La forma de conectarse con la fuente de toda Luz, bendiciones y felicidad es comportarse como esa fuerza, lo cual significa aprovechar cada oportunidad para hacer el bien. Es por ello que se siente tan bien dar: en esos momentos, entramos en contacto con la fuente de toda bondad.
Es importante pensar en nuestras intenciones al momento de compartir. Reflexionar sobre el hecho de que compartir es lo que nos hace felices y trae más bendiciones a nuestra vida permite que nuestro dar provenga de un lugar saludable.
No solo tenemos la opción de actuar de manera egoísta o altruista, sino que también tenemos la oportunidad de elevar a los demás y ayudarlos a convertirse en versiones más generosas de sí mismos. Al elevarnos a nosotros mismos, también elevamos a quienes nos rodean. No se trata solo de predicar con el ejemplo y ser el cambio que queremos ver en el mundo; es nuestra responsabilidad ayudar a los demás a vivir conforme a la mejor versión de sí mismos.
Cada vez que realices un acto de compartir, piensa en el efecto dominó que puede tener para inspirar a otras personas a hacer lo mismo. Pregúntate: “¿Dónde está mi oportunidad de elevar a alguien hoy?”.
La gente suele pensar que dar implica un gran sacrificio de su parte. A veces tememos dar demasiado porque queremos asegurarnos de tener suficiente para nosotros mismos o no queremos desprendernos de algo significativo. La realidad es que incluso las pequeñas acciones de compartir tienen la capacidad de transformarnos de manera poderosa. De hecho, la sabiduría de la Kabbalah enseña que realizar muchas acciones pequeñas de generosidad tiene mayor impacto que una gran acción. Es el acto de dar lo que nos transforma, por lo que más acciones significa más transformación.
Es verdad que a veces podemos compartir demasiado, dar a las personas equivocadas o compartir desde un lugar de víctima. Si quieres ser una fuerza positiva de compartir, conoce cómo compartir contigo mismo de una manera saludable, respeta tus deseos y anhelos, y ten una conexión con el Creador, y desde ese lugar, serás dirigido en qué formas dar.
Compartir y dar de cualquier manera que puedas con cualquier aspecto de tu ser se siente bien y hace el bien. Te conecta con el Creador y esto permite que las bendiciones entren en tu vida para que puedas crecer e inspirar a otros. Es una forma de ver la vida y transformarte de manera profunda y positiva.