Términos como “entregarse” y “soltar” sugieren perder algo, pero pueden ser exactamente lo contrario: un camino para obtener bendiciones, alegría y plenitud duradera. Soltar es la esencia misma de la libertad. Es una de las habilidades más valiosas que debemos desarrollar en nuestra vida para abrirnos a la claridad que necesitamos y las bendiciones que estamos destinados a tener.
He aquí tres razones para soltar el control y entregarse a lo inesperado:
Tendemos a aferrarnos al control porque creemos que evitará que nos lastimen o nos tomen por sorpresa. Es incómodo ser vulnerables, sin saber lo que nos espera o lo que podría salir mal. La verdad es que aferrarnos solo nos limita. Soltar puede crear espacio para las cosas que verdaderamente queremos, lo cual nos permite estar presentes y mostrarnos en cada área de nuestra vida como nuestro ser pleno y auténtico.
Hacer espacio para las cosas que quieres de la vida usualmente significa soltar algo más primero; no algo físico sino algo interno. Podría ser dejar de tomarte las cosas de forma personal, dejar ir lo que los demás piensan de ti o la necesidad de ser perfecto todo el tiempo, por ejemplo. Una vez que sueltas estos sentimientos o comportamientos, toda esa energía que normalmente gastas preocupándote, rumiando, dudando de ti mismo, sintiéndote ansioso o estresado, ahora está libre para que la uses en pos de cualquier pasión que tengas.
Esta es la fórmula para alcanzar tu potencial y operar desde un espacio donde tengas libertad interna. Pregúntate qué quieres y qué necesitas soltar para conseguirlo. Si estás en el ciclo de necesitar controlarlo todo, piensa en cómo ese control realmente te está sirviendo. Atrapa el pensamiento y déjalo ir.
Todos tenemos expectativas de lo que nos deparará el día, la semana o el año. Y si bien es importante hacer planes y tener metas, con demasiada frecuencia, las cosas no salen exactamente como las imaginamos. La buena noticia es que la mayor Luz se encuentra en los momentos en que nos deshacemos de nuestras expectativas y, en cambio, acogemos las situaciones tal como son.
Parte de nuestro trabajo espiritual es aceptar los momentos inesperados como las partes más poderosas, hermosas y perfectas de la vida. Recuerda: hay un panorama más grande que no podemos ver. Esto no es solo en los grandes momentos trascendentales, sino también en los pequeños momentos cotidianos; cuando el café que acabas de comprar se te derrama encima, alguien se atraviesa en el tráfico o tu amigo te da noticias que no querías escuchar. Cuando te desprendes de lo que habías planeado para el día, pueden ocurrir cosas realmente milagrosas.
Pon a prueba tu visión de la vida cada día. La vida te va a pasar de una forma u otra. Tu viaje será completamente diferente si estás persiguiendo y practicando activamente estas acciones diarias de entrega.
El control se siente bien. Aun si entendemos espiritualmente que necesitamos desprendernos, nuestra mente todavía se aferra a la idea del control porque entregarse es un proceso incómodo al principio. Piensa en todas las cosas de las que estás intentando de obtener control en tu vida. Ahora, imagina que no tuvieras absolutamente ninguna influencia sobre nada de eso. Si el control es imposible, ¿cuáles son tus otras opciones? Lo único que te queda por hacer es elegir tu reacción a lo que está sucediendo.
La realidad es que solo tenemos control sobre nuestra propia respuesta a las personas y los acontecimientos. El mundo está configurado de tal manera que nunca podremos controlar ningún aspecto de nuestra vida porque estamos aquí para entregarnos a una vida mucho más poderosa y, en definitiva, mejor.
Has hecho esto antes, pero es posible que no lo recuerdes. Has confiado en ti mismo y te has soltado, has sobrevivido y has prosperado. Piensa en aprender a andar en bicicleta. En algún momento, quienquiera que te estuvo enseñando te soltó y aceleraste. Es posible que te hayas tambaleado y caído varias veces, pero una vez que lo dominaste, fuiste más rápido y te sentiste fuerte, emocionado y libre. Eso es lo que tenemos que hacer en cada parte de nuestra vida.
Entregarse es una decisión que tomamos día tras día. Es un trabajo continuo soltar el control y los sentimientos negativos todos los días, pero hay muy pocos cambios que podamos hacer en la vida que aporten tantos beneficios para nuestra felicidad y plenitud.
Si quieres tener el mejor día, el mejor mes y la mejor vida, practica entregarte con frecuencia. Encuentra los momentos que no están sucediendo de la manera que quieres y comienza a verlos como la situación más perfecta para ti. Ten presente que no puedes controlar todo, y al soltarlo, te está liberando de la preocupación, el miedo, la ansiedad y las críticas de los demás. Acoger las grandes y pequeñas sorpresas de la vida y vivir de un modo en que constantemente nos esforcemos por entregarnos cada vez más hace que la vida sea mucho más plena.