“Debemos recordar que la realidad física lo único que hace es actuar como una interferencia para evitar que ejerzamos el libre albedrío. Lo único que existe es la conciencia. Nos obstaculizamos a nosotros mismos; no somos más que pura conciencia”. —Rav Berg
Al inicio de esta porción semanal de Matot-Masei dice: “… hará conforme a todo lo que salga de su boca”.
Cada semana el universo nos da un regalo diferente. El universo nos da la oportunidad de acceder a un nivel más alto de conciencia y nos da la capacidad de conectarnos con un poder único que puede ayudarnos en nuestro progreso espiritual de vida.
La porción de esta semana trata sobre las leyes espirituales de los votos y nos enseña mucho sobre el poder de las palabras.
¡Qué poder tienen las palabras! ¿¡No sabemos ya que las palabras son poderosas!?
Las palabras crean la realidad; las palabras nos conectan entre nosotros y con nuestros seres queridos o nos desconectan y crean una profunda separación. Las palabras pueden construir o destruir. Las palabras influyen en la gente; las palabras ayudan a manifestar grandes ideas o a demolerlas por completo. Las palabras pueden ayudar a ganar elecciones y poner mucho poder en determinadas manos. Las palabras pueden hacer llorar y conmover a la gente de manera inimaginable. Cuando lo pensamos por un momento, podemos ver lo poderosas que realmente son las palabras.
Todos sabemos que debemos ser cuidadosos con lo que decimos, debido a que nuestras palabras pueden tener ramificaciones y consecuencias físicas en nuestra vida y nuestro entorno. Pero, ¿cuáles son los efectos espirituales de nuestras palabras? ¿Cómo afectan nuestra conexión con la Luz? ¿Cómo afectan nuestra habilidad de traer milagros y bendiciones a nuestra vida?
Hará conforme a todo lo que salga de su boca… Los kabbalistas revelan un gran secreto en esta frase.
Según el Zóhar, ninguna palabra que decimos desaparece jamás. Todo lo que decimos asciende a los mundos superiores e influye continuamente en nosotros. ¡Cada palabra que decimos permanece por siempre!
Según la Kabbalah, de la misma manera en la que cada uno de nosotros tiene un hogar físico, que nos protege y nos conecta con muchas bendiciones en el plano físico, también tenemos un hogar espiritual o estructura espiritual. Cada día de nuestra vida, a través de nuestras acciones y, más importante aún, de nuestras palabras, agregamos Luz u oscuridad a esa estructura. Este hogar espiritual es afectado cada día de nuestra vida, acumulando las palabras que hemos usado —y seguimos usando a diario— hasta que dejamos este mundo.
El Zóhar revela que cuando una persona deja este mundo su alma reside en el hogar espiritual que creó.
Las palabras de ira, desilusión u odio —palabras que decimos sin pensar—sustraen Luz de nuestra estructura espiritual, nuestro “hogar” espiritual.
Entonces, la próxima vez que digamos algo y pensemos: ¿Qué importa si dije eso? Me retracto…
Nadie me escuchó… Sólo son palabras, no hice nada, detengámonos e intentemos no concentrarnos sólo en lo que vemos con nuestros ojos y en las ramificaciones físicas de nuestro mundo. Recordemos que hay todo un mundo oculto, y que cualquier acción o palabra que usemos puede agregar más Luz o más oscuridad a este mundo. Recordemos que nuestra estructura espiritual nos provee protección y conexión en los planos ocultos, y de esos planos vienen las bendiciones y los milagros.
Los kabbalistas enseñan que la estructura espiritual es donde nuestra alma residirá cuando dejemos este mundo. ¿En qué tipo de casa quieres que viva tu alma? ¿Qué tipo de casa quieres crear?
Piénsalo antes de decir algo…