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Reconectarnos con el flujo de Luz

Michael Berg
Noviembre 19, 2023
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Este artículo fue publicado originalmente en 2019.

La porción de Vayetsé comienza con la huida de Yaakov. En su camino se encontró un pozo que tenía encima una cubierta de piedra grande y pesada, y allí había tres pastores esperando a que otros más llegaran para poder moverla. Pero Yaakov quitó la piedra por sí solo.

“¿Cuál es el secreto de este pozo que Yaakov encontró?”.

Dado que sabemos que todo lo que encontramos en la Torá contiene grandes secretos, ¿cuál es el secreto de este pozo que Yaakov encontró? Tal como señala Najmánides, el Rambán, debe haber una Luz y un conocimiento muy importantes detrás de estas historias; no puede ser solo una historia sobre encontrar y descubrir pozos. Y para poder entenderlo realmente, tenemos que volver a la porción de la semana pasada, Toldot, donde hay una discusión sobre los pozos que Avraham excavó y que luego Yitsjak reexcavó.

En Toldot, hay una discusión sobre el hecho de que Yitsjak reexcavó los pozos que su padre, Avraham, ya había excavado, pero que los pobladores de esas tierras habían tapado. Y dice que los siervos de Yitsjak cavaron y encontraron un manantial de aguas vivas. Cuando lo descubrieron, hubo una pelea entre los pastores, todos reclamaban la propiedad del agua de dicho manantial. Abrieron otro pozo y, otra vez, hubo una pelea, por eso se alejaron para luego abrir un tercer pozo; finalmente, con este último no hubo ningún conflicto. 

“Es importante entender que este hecho también existe dentro de cada uno de nosotros”.

El Rambán es muy claro acerca de la necesidad y el propósito de estos versículos, y nos dice que todo este asunto —que incluye a ambas cuestiones: la de Toldot, sobre los pozos que abrieron Avraham y Yitsjak, y la de Vayetsé, sobre el pozo de Yaakov— no se tratan sobre lo que ocurrió en el pasado, sino acerca de nuestro tiempo.

Cuando en la Torá se habla de un manantial de aguas vivas, no se refiere a agua física ni a encontrar un pozo físico, sino que se refiere al lugar donde habita la Luz del Creador. Por eso, la Torá utiliza específicamente el término “manantial de aguas vivas”, porque se refiere al lugar donde habita la Luz del Creador que será construido. En el Primer y Segundo Templo había un lugar donde habitaba la Luz del Creador, y todo aquel que tuviera una necesidad o un problema podía ir inmediatamente al Templo para recibir del manantial de Luz viva que allí residía.

El Rambán explica por qué había tres pozos. Los primeros dos Templos, los primeros dos lugares donde habitaba la Luz del Creador y que los descendientes de Avraham y Yitsjak construyeron, fueron destruidos. Entonces, el secreto del tercer pozo es que éste representa el Tercer Templo, el tiempo y el lugar en el que la totalidad de la Luz del Creador será revelada y nunca será eliminada. Avraham y Yitsjak representan el Primer y Segundo Templo, que cuando existieron fueron grandes Luces, pero fueron destruidos. El Tercer Templo, el secreto del pozo de Yaakov, es aquél que nunca será destruido. Es el lugar de donde vendrá la Luz del Guemar HaTikún, la Luz que eliminará todo dolor, sufrimiento y muerte de este mundo.

Cuando la Torá habla de los pozos, se refiere a la apertura de los canales de Luz; ese es el secreto. Avraham y Yitsjak abrieron canales que luego fueron cerrados. Pero en el caso de Yaakov, el pozo del que se habla en la porción de Vayetsé es una conexión con el flujo de Luz del Guemar HaTikún, el Final de la Corrección. Por eso, cuando leemos sobre el pozo de Yaakov en Vayetsé, en realidad estamos despertando y conectándonos con la Luz del Tercer Templo, la Luz que será revelada y que durará por siempre.

Los kabbalistas también explican que Avraham, Yitsjak y Yaakov vieron que el propósito de sus vidas era descubrir estos canales existentes (pero escondidos) de Luz. Avraham lo hizo, pero luego llegó la negatividad y ocultó esa Luz y sabiduría. Yitsjak los descubrió otra vez, pero fueron ocultados de nuevo. Hasta que Yaakov, en Vayetsé, los abrió. Y es importante entender que este hecho también existe dentro de cada uno de nosotros, no es solo el trabajo de Avraham, Yitsjak y Yaakov. En realidad, ¿cuál es nuestro trabajo? Es encontrar a alguien que esté controlado por el mundo físico y mostrarle que puede abrir un conducto de Luz, de estas aguas vivas.

Es una conciencia importante que recibimos. Podemos comenzar a ver nuestra vida como lo hicieron Avraham, Yitsjak y Yaakov; que nuestro propósito sea despertar estos caminos, estas aguas vivas que son la Luz del Creador. Así es como ellos lo veían. Cuando Avraham hablaba con alguien, por ejemplo, no era porque quería impartir sabiduría o entendimiento. Más bien, su conciencia era simplemente: “Mi trabajo es reconectar a esta persona con el flujo de la Luz del Creador”, nada más. Aprendemos de esto que, cuando alguien necesita ayuda, no debemos darle nueva sabiduría o entendimiento. Más bien, cuando hablamos con esa persona, debemos pensar: “No tengo que hacer nada nuevo por esta persona; solo debo despertar para ella este flujo de Luz, este manantial de aguas vivas que es la Luz del Creador”. Esta es una enseñanza hermosa e importante que aprendemos de Vayetsé: el propósito de nuestras interacciones con las personas es simplemente reconectarlos a este flujo de aguas vivas.


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