Tiempo bien invertido

En el año 2008, Randy Pausch se dirigió al grupo de graduandos de la Universidad Carnegie Melon. Ya con nueve meses de padecer una enfermedad terminal, seis meses después de la expectativa de vida que sus doctores le habían dado, Randy tenía varias cosas que decir acerca de cómo pasamos nuestro tiempo. Mientras se enfrentaba con la enfermedad terminal que le quitaría la vida un poco tiempo después, Pausch, un hombre que pasó su vida alcanzando los sueños de su niñez, le aconsejó a los graduandos: "No son las cosas que hacemos de las que nos arrepentimos en nuestro lecho de muerte, nos arrepentimos de las cosas que no hacemos".

Todos venimos a este mundo con un propósito divino: la transformación espiritual. En su libro, Los Secretos de la Biblia, Michael Berg plantea: "El único lugar en el que una persona puede corregir, el único lugar donde una persona se puede elevar, es en el mundo físico. En los Mundos Superiores no hay crecimiento. Un individuo no puede hacer el trabajo espiritual para perfeccionar su alma o para elevarla en los reinos espirituales; eso sólo puede ser logrado en este mundo". La Kabbalah nos enseña que tenemos exactamente la cantidad de tiempo que necesitamos para hacer las cosas que vinimos a hacer en este mundo, ni más, ni menos tiempo. Por eso, no hay tiempo que perder.

En la historia bíblica Vaetjanán, Moisés se para en la punta de una montaña donde el Creador le muestra la tierra de Israel, las colinas y los valles de tierra fértil que él y su gente vagaron ó en el desierto para encontrar. Esta tierra representa mucho más que una promesa. Los Kabbalistas explican que la tierra de Israel simboliza la perfección espiritual. Al conectarse con la tierra, Moisés le dio a su gente y a las generaciones futuras la oportunidad de despertar la Luz de Israel, una oportunidad que no debe ser desperdiciada.

Carpe diem, le dicen los maestros a sus estudiantes. "Aprovecha el día" es un consejo que frecuentemente se le da a nuestros jóvenes que se ha convertido en un acrónimo popular: En inglés YOLO (you only live once) significa "sólo se vive una vez". Sin embargo, nunca deja de ser acertado. Somos proclives a ser víctimas de la procastinación a cualquier edad. Los economistas conductuales, Gal Zauberman y John G. Lynch llaman a esto "holgura de recursos". Ellos encontraron que cuando le preguntaron a los participantes de un estudio cuánto dinero y tiempo adicional anticipaban que tendrían en el futuro, la gente imaginó que el dinero sería limitado, una suposición realista. Por el contrario, ellos esperaban que el tiempo sería más abundante en sus vidas. Esta podría ser la razón por la que dejamos las cosas para mañana, la próxima semana o el próximo año.

Pareciera que pensamos que siempre tendremos tiempo, que dejar pasar una oportunidad no es algo muy importante porque otra llegará pronto. Desde un punto de vista kabbalista, eso simplemente no es así. Michael Berg explica, "No nos damos cuenta de que no tenemos un tiempo ilimitado para corregir, elevar, y crecer, una vez que nuestra alma deja este mundo, ya no existe esa oportunidad",

¡Pero no tengo tiempo! Esta es la excusa favorita de la persona que procrastina para rechazar proyectos, dejar pasar oportunidades, o no cumplir con una fecha de entrega. La verdad es que muchas veces exageramos sin querer el tiempo que necesitamos para completar tareas urgentes. Eso se conoce como la Ley de Parkinson, un dicho acuñado por Cyril Northcote en 1955. Él dijo que el trabajo se expande para llenar el tiempo disponible para que se complete.

Por ejemplo, imagina que has apartado cuatro horas de una tarde para limpiar tu casa antes de atender a unos invitados que no viven en la ciudad que te visitarán. Si todo sale como está planeado, en realidad tomará cuatro horas. Sin embargo, cuando tus invitados te llaman para decirte que llegarán dos horas antes de lo que creían, concentras tu energía en apurar el paso, completando la misma cantidad de tareas en la mitad del tiempo.

La enseñanza para nosotros en una escala espiritual mayor, es que sólo tenemos el tiempo que nos dan. Los momentos que malgastamos nunca regresarán a nosotros. El trabajo espiritual es continuo. Por ello, las oportunidades para llevarnos al siguiente nivel espiritual se presentan continuamente. Es nuestra elección si inventamos excusas, mientras no hacemos nada, o si aprovechamos el día. Como Randy Pausch dijo en su Última Conferencia: "El tiempo es todo lo que tenemos. Y puede que un día te enteres de que tienes menos del que creías".