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Prevenir el deterioro

Rav Berg
Agosto 22, 2016
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Lo que dice la sabiduría kabbalística sobre cómo la mente puede ejercer poder sobre el cuerpo

Ya han pasado varios años desde que me embarqué solo en este viaje sobre el concepto de la inmortalidad. Debido a que la idea misma de la inmortalidad ni siquiera es un sueño para mucha gente, mi labor aparentemente imposible fue recibida con incomprensión, oposición y, a veces, rechazo profundo.

Incluso para mí, algunos elementos de mi concepción de la perpetuación del cuerpo físico no fueron evidentes en un primer momento. Por ejemplo, no era consciente de hasta qué punto todas las religiones esperaban el día en el que Dios nos cumpliría nuestro deseo de inmortalidad.

En mi propia creencia religiosa, como judío ortodoxo, ha habido algo de conciencia sobre esto, pero a nivel práctico, no soñé que la inmortalidad fuese una realidad que la humanidad podría ayudar a manifestar. Yo simplemente creía que la inmortalidad se manifestaría cuando el Eterno estuviese preparado para manifestar Su beneficencia al poner fin a la muerte. En mis años antes de la Kabbalah, creía en la inmortalidad, pero, a decir verdad, a nivel consciente el tema solía estar lejos de mi entendimiento. La inmortalidad se manifestaría por medio de la gracia de Dios.

Este concepto no era un elemento central de nuestra creencia ni nuestra práctica y mucho menos era una prioridad en nuestra vida diaria.

Este era el ambiente cuando yo, junto al Centro de Kabbalah, me embarqué en el nuevo camino de compartir los conceptos kabbalísticos de la inmortalidad y, aún más importante, de exploración de cómo este objetivo se alcanzaría en última instancia. La primera fase —difícil de comprender para muchos— era entender que alcanzar la inmortalidad no depende únicamente del Creador.

Más bien, la inmortalidad sería manifestada a través del esfuerzo de los seres creados, es decir, nosotros.

Para la mayoría de la gente, separar el concepto de la inmortalidad de la deidad estaba cerca de la herejía y el sacrilegio. De hecho, la tormenta de oposición que recibió esta revelación nos obligó a abandonar silenciosa y rápidamente nuestro esfuerzo hacia esa dirección. Sin embargo, me parecía algo totalmente irracional el rechazo profundo de la idea de que la inmortalidad física manifestada por la humanidad era posible. Porque la muerte es la expresión más poderosa de caos en la vida humana; no sólo para quien muere sino también para quienes quedan vivos. El dolor sufrido como resultado de la pérdida de un ser amado nunca puede ser borrado.

La idea de que la humanidad sí tiene el poder y las herramientas para crear un entorno libre de caos iba más allá de la imaginación y el pensamiento de incluso los pensadores más progresivos de nuestra época. Aun así, las enseñanzas kabbalísticas básicas llevan a darse cuenta de que el caos no es y nunca ha sido parte del plano del Eterno. Para los kabbalistas, el Eterno y la Luz que emana de Él sólo tienen una característica: compartir. La negatividad no se origina ni emana del Creador. Más bien, nuestro ambiente caótico es el resultado directo de nuestra propia actividad negativa. La Kabbalah enseña que aceptar este principio nos llevará lejos en el camino hacia la inmortalidad y la eliminación final de caos de nuestra vida.

Me doy cuenta de que en todo momento nos enfrentamos a “actos de Dios” como inundaciones, terremotos y otros desastres naturales. Cambiar nuestra concepción actual sobre la inmortalidad por la perspectiva completamente nueva de la Kabbalah requiere un esfuerzo que pocos están preparados para aceptar. Hemos caído en una filosofía de rendición en nuestro entendimiento del universo. Colectivamente, hemos asumido que debemos rendirnos ante los incendios, las inundaciones y otros desastres “naturales”. Individualmente, entregamos nuestro cuerpo a médicos y cirujanos con poca intención de participar activamente en el resultado de cualquier tratamiento. En ningún área de nuestra vida hacemos suficiente énfasis en la idea de que podemos eliminar el caos que nos rodea. Pero para los kabbalistas, el derecho divino para crear y mantener el orden en nuestra vida está en el corazón de la existencia humana. Debido a que formamos parte de Dios, tal y como los sabios nos dicen. De la misma manera que Dios, podemos dominar completamente la dimensión física. Ciertamente, todos creemos que Dios puede crear milagros que reemplazan a las leyes y principios de la esencia física y material. Este derecho divino nos ha sido otorgado porque la humanidad forma parte de Dios.

La doctrina de un universo creado por la conciencia —o mente sobre materia— ahora es un área fundamental del discurso científico. La ciencia ya no ve a la humanidad en una simple relación reactiva con las fuerzas naturales. Es bien sabido que nosotros mismos podemos tener un efecto determinante en la evolución de la realidad física, incluyendo las circunstancias caóticas en nuestra vida y el mundo. Cuando los antiguos kabbalistas declararon que el hombre en efecto creaba su propio entorno, estaban milenios más delante que la investigación científica.

Afortunadamente, la ciencia va lento, pero seguro, cuando se trata de ponerse al día con estas reflexiones de los kabbalistas.

Podríamos decir tranquilamente que todos los nuevos fenómenos discutidos por el establishment científico ya han sido ampliamente explorados en los escritos kabbalísticos. Desafortunadamente, si bien estos conceptos y principios kabbalísticos han entrado en el pensamiento científico, la mayor parte de la gente no conoce esta información. Yo creo que la razón es el hecho de que estas nuevas ideas han sido y continúan siendo desarrolladas sólo a nivel teórico. Aunque el principio de mente sobre materia debió haberle dado a la humanidad una herramienta para eliminar muchas de nuestras aflicciones, a nivel práctico no parece haberse vuelto una realidad.

En efecto, si la mente puede controlar la materia, ¿por qué un paciente que padece cáncer no puede tratar su enfermedad con la mente y hacer que desaparezca? Lamentablemente, cuando esto o un hecho igual de extraño ocurre, no se le atribuye al poder de la mente sino a algún tipo de milagro.

De manera similar, con respecto a envejecer, no estamos conscientes o no aceptamos la aplicación del principio de mente sobre materia. No le exigimos a nuestro cuerpo físico que se rejuvenezca o que se restaure. Pero, según la sabiduría kabbalística, la mente puede controlar el cuerpo para evitar el deterioro aparentemente causado por la edad.

Los científicos especulan que la restauración de partes defectuosas del cuerpo y el rejuvenecimiento que lleva al antienvejecimiento y a la inmortalidad ocurrirá a través de la terapia genética. La posibilidad de incorporar el principio de mente sobre materia como un método para lograr la restauración y la inmortalidad ha sido descartada por la comunidad científica, no obstante, los investigadores no han confirmado que la terapia genética sea posible.

Al menos, por ahora, la ciencia se ha quedado corta al llevar a la práctica en nuestra vida diaria las teorías de una realidad creada por la conciencia. Sin querer ser pesimista, debo admitir que las abstracciones ofrecidas por la ciencia contemporánea parecen poco consuelo para un mundo plagado de caos. Por lo tanto, quiero compartir con usted, mi lector, la ciencia futura —quizá la ciencia del siglo XXV­— tal y como fue concebida por el gran Kabbalista del siglo I, Rav Shimón bar Yojái.

La primera Ley Universal de la Kabbalah establece que no puede haber desaparición ni destrucción de la realidad suprema, el nivel consciente no material de la existencia. Considerando que el aspecto dominante de la existencia humana es el plano metafísico o inmaterial, la realidad física debe, necesariamente, estar sujeta a las energías y pensamientos manifestados en la conciencia de una persona, tal y como una mano no puede ser levantada sin un pensamiento previo. Ningún individuo puede perder este elemento de conciencia. Así pues, cuando vemos enfermedad o muerte en el cuerpo físico, debemos saber que lo que vemos a nivel físico no va más allá de eso. Incluso si un individuo pierde un miembro o un órgano interno, a nivel de la conciencia la persona permanece igual y completamente operativa. En consecuencia, no hay lógica que explique por qué un miembro dañado o un riñón defectuoso no pueda regenerarse de la misma manera que las uñas o el cabello.

El material genético del cuerpo sigue intacto y tiene el potencial de reconstruirse y volver a su forma original. Las células indiferenciadas se convierten en miembros y órganos específicos sólo porque han sido infundidas con la conciencia metafísica que las programa para hacer eso. En el estado indiferenciado parecen ser iguales a nivel físico, pero, metafísicamente, su destino final ya ha sido programado. Los kabbalistas siempre han entendido que, como esta información programada no desaparece, el cuerpo debería responder inmediatamente con un reemplazo ante cualquier pérdida.

La ciencia no ha tratado con la interrogante de por qué la información genética programada no reproduce un órgano sano donde había una enfermedad; la razón de esta omisión de la ciencia es muy clara. En realidad, no podemos culpar a los científicos por su error, ya que nunca han sido expuestos a la Realidad del 99% de ningún ser humano. ¿Cómo podrían llegar a entender por completo al cuerpo si su Realidad del 1% es tan limitada como para comprender la verdadera esencia de un ser humano? En el futuro cercano, los miembros crecerán nuevamente, los pulmones, el corazón y los riñones se regenerarán, y esto claramente revelará la naturaleza primitiva de la medicina del siglo XXI. Pero hasta ahora, la ciencia no tiene más alternativa que percibir sólo lo que puede observar.

En la perspectiva kabbalística de la verdadera realidad —la Realidad inmaterial del 99%— no habrá necesidad de clonar miembros u órganos. A través del fenómeno del ADN original que ejerce su capacidad para crear células indiferenciadas y ordenarles que sean el órgano que se necesita, veremos el amanecer de una nueva era de la ciencia del siglo XXV. Esta posición fue claramente expresada por el Kabbalista del siglo XVI Rav Yitsjak Luria (el Arí), quien estipuló que en la Era de Acuario —que ya inició— habría rejuvenecimiento total del cuerpo. La enfermedad y toda manifestación caótica en el cuerpo humano serían cosa del pasado. Pero si estamos en la Era de Acuario, ¿por qué las palabras del Arí no se han hecho realidad? Otra vez, la respuesta está en el plano de la conciencia. Debido a que muy pocas veces le prestamos atención a la realidad no material, nuestra conciencia permanece anclada en la dimensión física. No podemos adaptarnos a la idea de que nuestra conciencia puede determinar la naturaleza del mundo físico. La idea de mente sobre materia, aunque ya está científicamente comprobada, sigue siendo sólo teoría.

Si el mundo hubiese aceptado e implementado el principio de mente sobre materia, no habríamos tenido problema para provocar el rejuvenecimiento del universo y de nuestro cuerpo. Por ejemplo, si pudiésemos entender realmente lo que pasa por la mente de quien ha perdido un miembro, entonces la humanidad daría un paso gigante hacia la resolución del caos de nuestra vida que parece no tener solución.

La sensación de la presencia del miembro amputado que siente el paciente es extraordinaria. El miembro fantasma puede parecer más presente que un miembro no amputado. Estas vívidas impresiones sensoriales se sienten tan reales que el paciente puede intentar levantarse de la cama con un pie fantasma o agarrar un vaso con una mano fantasma. De todas las sensaciones de los miembros fantasmas, el dolor es la más atemorizante y perturbadora. Puede variar entre ocasional y leve, y continuo y fuerte. Una mano fantasma puede sentirse cerrada, con los dedos doblados encima del pulgar y presionando la palma. Puede sentirse un calambre en la pantorrilla de la pierna invisible. Muchos pacientes dicen que sienten los dedos de sus pies quemados por un atizador al rojo vivo. Un brazo fantasma, en la mayoría de los casos, cuelga a un lado cuando la persona está sentada o parada, pero se mueve en perfecta coordinación con los demás miembros cuando la persona camina. Extrañamente, se comporta como un miembro normal. De manera similar, una pierna fantasma se dobla cuando la persona se sienta. Una persona puede sentir una dolorosa úlcera o un juanete que tenía en el pie o hasta el anillo apretado en el dedo fantasma. Estos pacientes no sólo recuerdan sensaciones, sino que las sienten con la total intensidad y detalle de una experiencia actual. La realidad del miembro fantasma también se intensifica al usar un brazo o una pierna artificial. El fantasma usualmente llena la prótesis y el miembro se siente dentro de un guante.

Las muchas explicaciones de los miembros fantasmas y sus dolores siempre han sido insuficientes y son más complejas de lo que sugiere cualquier teoría. El problema está en la conciencia de los investigadores, quienes usualmente no pueden apartarse de la realidad visual para lidiar con la experiencia inmaterial del paciente.

Los científicos se apegan a la concepción de que el entendimiento de la existencia llega al investigar los procesos y leyes de la naturaleza. Pero se pasa por alto el porqué de la Creación y por qué funciona de manera organizada. Esto ocurre en toda investigación, ya sea que involucre al big bang, a los dinosaurios, a los miembros fantasmas o al estrés emocional. Ignorar el tema de la causalidad y el propósito detrás de cada causa y efecto deja incompleta a la ciencia.

Estoy seguro de que al indagar con mayor profundidad en la naturaleza, descubriremos nuevas áreas de la física y la medicina que son más fundamentales y hermosas que las que conocemos hoy en día. Este punto de vista ya ha sido expresado por John Wheeler, el famoso astrofísico, quien escribió: “Llegará el día en el que se abra la puerta y se muestre el mecanismo central del mundo en toda su radiante belleza y sencillez”.

Desafortunadamente, esta revelación es precisamente la que algunos científicos dicen que está más allá de cualquier investigación. Ni por un momento logran considerar la idea de que la conciencia humana pueda influir en la realidad física. Aun así, la física cuántica afirma que la intervención humana influye en la estructura de la realidad física y esta revelación del siglo XX coincide con la revelación del Zóhar que dice que la conciencia humana no sólo puede entender sino también determinar la naturaleza de la realidad no observable. Considero que esta es la declaración más osada del Zóhar.

Rav Shimón bar Yojái, quien llegó a un estado de conciencia extremadamente alto, logró el control total sobre cada aspecto del universo y esto, por supuesto, incluía a la dimensión física. ¿Qué significa ese control total? Para dar un ejemplo simple de la vida diaria, significa que cuando decidimos que estamos sentados en una silla, la existencia de la silla física es una expresión de nuestra conciencia de que una silla existe.

El problema de Einstein con esta teoría era la dificultad de aplicarla a su vida actual. Por ejemplo, si dejaba sus llaves en casa al ir a dar clases, luego no podría entrar a su casa al regresar. Las mismas enseñanzas de Einstein describían la interdependencia de la conciencia y la realidad física, sin embargo, cuando la puerta cerrada estaba frente a él, no lograba dar el paso interno que hubiese aplicado sus conclusiones en la vida real. La puerta que Einstein veía le evitaba alcanzar su estado alterado de conciencia. Si Einstein y sus colegas hubiesen tenido una concepción correcta de la realidad, la conciencia nos permitiría hacer mucho más que entrar en una casa cerrada. Una persona con cáncer podría enviar señales por sus conductos nerviosos para hacer que el cuerpo luche más intensamente contra la enfermedad.

Con ese mismo razonamiento, ¿por qué no podemos restaurar miembros perdidos u órganos internos dañados? La ciencia tradicional hace esta pregunta ahora y la respuesta que surge sugiere que no hay razón para que esto no sea posible. En un artículo del New York Times del 7 de noviembre de 2000, un importante investigador científico dijo:

“Cuando en efecto sepamos lo que nuestras células saben, habrá una revolución en la atención médica, desde la atención del parto hasta la medicina regenerativa; hasta incluir la prolongación de la vida al regenerar nuestros cuerpos envejecidos con células más jóvenes”.

El problema principal, según yo veo, es simplemente la dificultad de convencer a la gente de que tiene el poder de controlar su propia vida, incluso hasta el punto de recuperar su salud y restaurar miembros perdidos. En su mayoría, la humanidad aún se aferra a la necesidad de tener caos a diario. En lugar de aceptar una visión del mundo exterior conforme a los conocimientos de la Kabbalah y de la física cuántica, hemos permitido que el Satán (la fuerza de deterioro y fin que existe tanto dentro como fuera de nosotros) dicte nuestra experiencia de vida.

Sin embargo, el Zóhar dice que en esta Era de Acuario la humanidad no se conformará con soportar las aflicciones que nos han agobiado en el pasado. La conciencia del mundo entero será elevada: y esto ya está ocurriendo. Gradualmente, nos daremos cuenta de la naturaleza ilusoria del mundo físico, un hecho confirmado hace tiempo por la ciencia. Además, debemos ver al pensamiento convencional como es: una herramienta y agente de la conciencia de Satán.

Tenemos mucha suerte de presenciar esta transformación en nuestro tiempo. Tal y como está escrito en Jeremías 31:34: “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: ‘Conoce al Eterno’; porque todos Me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande”. Los pueblos del mundo ahora están dispuestos aceptar estas declaraciones de la Kabbalah. El hecho de que actualmente siquiera consideremos ideas que antes eran inauditas, como por ejemplo la restauración de miembros, demuestra un asunto importante: el hambre de nuevo conocimiento ahora está por encima de los puntos de vista conservadores que siempre han dominado la mente de la humanidad.

Que no sea perceptible a la vista, no significa que no exista. En esta Era de Acuario, los milagros están esperando ser revelados. Lo sobrenatural de ayer es la realidad de hoy, mientras se descubre que la verdad del pasado es una ilusión. Los milagros como la separación del Mar Rojo ahora son fenómenos aceptados y el Zóhar deja claro que nosotros somos los que hacemos que tales milagros ocurran.

Reconozco que entender e internalizar todo esto requiere una transformación de nuestro proceso de pensamiento aceptado. No obstante, lo que propongo, desde un punto de vista del Zóhar, es nada más y nada menos que una revolución de conciencia. No hay atajos hacia el logro de un estado de plenitud. Sin embargo, estos objetivos son alcanzables en nuestro tiempo: en esta Era de Acuario, este año, hoy e incluso justo ahora.


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