Haggai Fridman es parte de un grupo selecto de estudiantes que tuvo un privilegio inusual: el Kabbalista Rav Berg (heredero del antiguo legado del conocimiento kabbalístico y el líder espiritual del Centro de Kabbalah Internacional) lo eligió personalmente para ser maestro de Kabbalah bajo su tutela.
Esta profunda experiencia le dio la visión, dirección y propósito que lo llevó a dedicar su vida a enseñar y esparcir la Kabbalah.
Al igual que la mayoría de jóvenes en su país, tuvo que servir tiempo en el ejército. Fue reservista de la Fuerza Aérea Israelí en la Primera Guerra del Líbano. Es entonces aquí que él entendió que el mundo necesitaba soluciones reales, no soluciones a las que se podían llegar mediante las fuerzas armadas.
Una tarde de 1982, vio en una calle de Tel Aviv un anuncio de una clase de Kabbalah. Algo en su interior le hizo ir esa noche y supo al instante que había encontrado lo que buscaba.
Años después conoció a Yael, su esposa y la madre de sus cinco hijos. Junto a ella como compañera de viaje, dejó Nueva York —donde vivía para estudiar cerca de su maestro, Rav Berg— con la misión de difundir el conocimiento de la Kabbalah en otras partes del mundo. Emprendieron un largo viaje que los llevó a recorrer el planeta.