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Un regalo doble y unificado

Michael Berg
Octubre 6, 2024
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Este artículo fue publicado originalmente en 2018.

Ahora estamos en el momento conocido como los Diez Días de Arrepentimiento, los cuales comenzaron el primer día de Rosh Hashaná y terminan con Yom Kipur. Tal y como explican los kabbalistas, este tiempo es como la limpieza de la vasija, hace posible que la Luz con la que nos conectamos en Rosh Hashaná pueda venir y manifestarse en nuestra vida. Por lo tanto, el Shabat que cae dentro de este período, este Shabat, Shabat Shuvá o el Shabat del Regreso, es uno extremadamente importante y especial.

“Sin importar en dónde hayamos estado ni cuán profundo caímos, en este Shabat, esa elevación está disponible”.

En Rosh Hashaná nos conectamos con el llamado sexto día de la Creación, el día en el que la humanidad (Adán y Eva) fue creada. Justo después de esto, cayeron en el Deseo de Recibir para Sí Mismo, comieron del llamado Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal. Al hacerlo, perdieron su certeza y fueron expulsados del Jardín de Edén. Adán y Eva luego iniciaron el proceso de corrección. Y aunque nosotros aún continuamos la perfección de esa corrección, ellos superaron la primera etapa al siguiente Shabat, el Shabat después a la creación de la humanidad, este Shabat. Por eso, en Shabat Shuvá, la Luz necesaria para elevarnos después de una caída fue puesta a disposición de todos nosotros; sin importar en dónde hayamos estado ni cuán profundo caímos, en este Shabat, esa elevación está disponible.

La razón por la que dicha elevación es tan importante en este Shabat es porque la Luz y las bendiciones que recibimos en Rosh Hashaná solo están allí en nivel potencial en este momento, necesitamos crear la vasija en la que pueda entrar esa Luz; ese es el propósito de este Shabat y el propósito principal de Yom Kipur. Un individuo que realiza la conexión perfecta en Rosh Hashaná, pero que no aprovecha la gran Luz y elevación de este Shabat y de Yom Kipur, permanece con toda esa Luz en su potencial, y es incapaz de manifestarla y llevarla a su vasija. Por eso Yom Kipur viene después de Rosh Hashaná y tenemos este Shabat: para que toda la gran Luz del potencial que despertamos tenga una vasija purificada, elevada y conectada en la que pueda entrar esa Luz.

Así pues, allí es donde comenzamos a entender Shabat Shuvá; es el Shabat en el que nos tenemos que elevar. Es el Shabat en el que tenemos que comenzar o ya estar en pleno proceso de purificación. Y nuestro mayor enfoque durante este Shabat no solo debe estar en la elevación, sino también en otra idea que está, en realidad, relacionada con ella. Solemos hablar de algo que Rav Áshlag explica, sobre cómo el principal propósito del trabajo espiritual por un lado es llegar a un estado de certeza constante y creciente en la Luz del Creador, y por el otro, salir del Deseo de Recibir para Sí Mismo y pasar a un mayor Deseo de Compartir. ¿Cuál es la relación entre esos dos conceptos?

“La certeza es dada a un individuo con base en su trabajo de eliminación del Deseo de Recibir para Sí Mismo”.

La respuesta es que estas dos cosas trabajan juntas y, en realidad, son lo mismo. Eso significa que un individuo que no está constantemente concentrado en transformarse y convertir el Deseo de Recibir para Sí Mismo en Deseo de Compartir no puede obtener certeza. Y una persona que piensa que el único propósito del trabajo espiritual es concentrarse en transformar cada situación difícil u oscuridad en certeza, nunca será capaz de hacerlo debido a que solo el trabajo constante en transformar el Deseo de Recibir para Sí Mismo en Deseo de Compartir activará la certeza.

Este es un entendimiento importante: la certeza es dada a un individuo con base en su trabajo de eliminación del Deseo de Recibir para Sí Mismo. El grado de falta de certeza de alguien está precisamente relacionado con el grado de egoísmo que el individuo aún posee. Por lo tanto, la única manera de aumentar la certeza es aumentar nuestra transformación; y, por otro lado, si aumentamos nuestra transformación, veremos que podemos tener más certeza. Y si no hacemos el trabajo de eliminar el egoísmo, sin importar cuánto lo intentemos, aún tendremos miedo, duda y falta de certeza, ya que la certeza es una manifestación del trabajo de eliminar el egoísmo.

Por eso, ahora entendemos que este Shabat no solo es uno de elevación, sino también uno de certeza, porque estos conceptos están interrelacionados. Recibimos el regalo doble y unificado en Shabat Shuvá, el regalo de poder avanzar con la conciencia de que la transformación de nuestro egoísmo también es una elevación de nuestra certeza y, más importante aún, recibimos la ayuda para ser capaces de realizarla.


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