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Conectarse con lo verdadero

Michael Berg
Septiembre 15, 2024
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Este artículo fue publicado originalmente en 2017.

La porción de Qui Tavó habla de los bikurim, la primera fruta. Moshé les dice a los israelitas que den gracias al Creador yendo al Templo de Jerusalén y ofreciendo las primicias de la temporada. En el Midrash dice que en el momento en el que Moshé recibe la revelación del Creador que consistía en decirles a los israelitas que cuando recogieran la cosecha la llevaran al Templo, vio que el Templo sería destruido y que, por lo tanto, llegaría el momento en el que no se realizaría más la acción física de llevar la primera cosecha al Templo. Así pues, él quería conseguir un reemplazo; él dijo: “La reemplazaré con oración, las tres conexiones diarias con la Luz del Creador”.

Hubo un gran kabbalista llamado Kotzker Rebe quien siempre me recuerda a mi padre, Rav Berg, porque era un gran maestro, una persona muy elevada espiritualmente, pero en sus últimos años de vida ocurrió algo que le impidió seguir enseñando del mismo modo. Este maestro comparte un poderoso secreto. Él dice que Moshé recibe este mensaje del Creador que consiste en decirles a los israelitas que vayan a la Tierra de Israel y que, cuando recojan la cosecha, la lleven al Templo. Luego dice sobre Moshé que él era el tipo de persona que nunca aceptaba lo que no era real.

¿Qué significa eso? ¿Cómo sabemos que algo es real? Rav Áshlag cita un versículo, sobre el que pienso a menudo. Él dice: “Las palabras verdaderas durarán para siempre. Las cosas que tienen falsedad adherida a ellas, las que no son ciertas, las que no son puras, no pueden durar”. Esta es la manera en la que vivió Moshé y en la que esperamos comenzar a vivir o nos motivemos a vivir con más fortaleza.

Moshé escuchó al Creador y dijo: “Me estás diciendo que este concepto de bikurim, de la Luz dentro de las primicias, es real. ¿Durará para siempre?”. El Creador le dice que durará por unos cientos de años y luego se detendrá. Moshe sabe que debe haber algo más profundo aquí porque algo real nunca se detiene; claramente, no se trata de la acción porque ésta en sí puede sólo ser el caparazón.

Entonces, ¿cuál el secreto más profundo aquí? Moshé dice que el secreto puro, verdadero e infinito que está dentro de los bikurim puede ser transferido a la oración, porque un individuo en cualquier parte del mundo puede detenerse y conectarse con la Luz del Creador. Eso es verdad. ¿Cómo sabemos que es así? Porque existirá para siempre. Nunca habrá un momento en la historia de la humanidad en el que un individuo no pueda detenerse, sin importar dónde esté en el mundo, y conectarse con la Luz del Creador.

La verdad es sempiterna. Pero ¿cómo nos conectamos con ella? Esta es una herramienta muy práctica e importante. Tenemos que preguntarnos: “¿Estoy viviendo la verdad? ¿Estoy concentrando mis energías, palabras y pensamientos en cosas que duran para siempre? ¿O estoy invirtiendo mucho tiempo y esfuerzo en cosas que no duran, ni pueden durar, para siempre?”.

¿Cuántas veces en nuestros pensamientos y acciones nos involucramos con cosas que sabemos que, si lo pensamos por un momento, no existirán en veinte años? ¿Este asunto, este problema, este miedo o esta duda seguirá existiendo dentro de cincuenta años? Si no existirá, y estamos invirtiendo mucho tiempo en ello, no estamos viviendo la verdad. ¿Cuánto de nuestra vida, palabras, pensamientos o acciones se concentran en cosas que tienen al menos el potencial de durar para siempre? El hecho de que alguien haya dicho algo malo sobre nosotros, y que estemos molestos, no durará para siempre. Que algo haya pasado, y saber que en veinte años ni siquiera será un recuerdo, no durará para siempre. Y si invertimos nuestro tiempo, esfuerzo, palabras y pensamientos en el plano de la falsedad (a falta de una palabra mejor), entonces a eso nos adherimos.

Por lo tanto, tenemos que preguntarnos cuánta verdad estamos viviendo. Cuando compartimos con alguien, esa Luz durará para siempre. Cuando realmente amamos a alguien, ese amor durará para siempre. Cuando estamos conectados con la Luz del Creador, esa Luz durará para siempre. Pero ¿cuánta energía en realidad concentramos e invertimos en eso?

El secreto más grande para conectarnos con la Luz que es perfecta, la Luz que no viene con desafíos, es vivir cada vez más verdad. Cuando los pensamientos, las dudas y los miedos llegan, pregúntate: ¿esto durará para siempre? Si la respuesta es sí, inyecta toda la energía que quieras en eso. Si no durará, ¿acaso no quieres la Luz perfecta? ¿No quieres bendiciones libres de desafíos con las que sólo puedes conectarte y sólo puedes recibir viviendo la verdad e invirtiendo mucho tiempo, esfuerzo, energía, palabras y pensamientos en lo que potencialmente puede durar para siempre?

Si la respuesta es sí, entonces, en Shabat Qui Tavó, uno de los más grandes regalos que nos interesa recibir es usar la verdad y analizar nuestro día, nuestro mes y nuestra vida. ¿Cuánta energía, pensamientos, palabras y acciones invertimos en la verdad y en las cosas que pueden durar para siempre? Lo que no dura ni puede durar para siempre es falsedad. Esto no significa que a veces no tengamos que invertir en falsedades, pero no hay que hacerlo mucho ni de manera incauta. Y en Shabat Qui Tavó podemos pedir vivir más verdad y tener el entendimiento y la conciencia de invertir nuestras energías en cosas que pueden durar. Al hacerlo, nos conectamos con bendiciones que duran para siempre. Nos conectamos con la Luz que viene sin desafíos.


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