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Juntos somos héroes

Monica Berg
Abril 1, 2024
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A lo largo de la historia —y ciertamente hoy en día— nos ha fascinado la idea del héroe solitario. Es imposible incluso caminar por la calle sin ver enormes carteles publicitarios de la próxima película de Marvel, inundados de imágenes de un superhéroe especialmente poderoso que salvará el mundo. Estos son individuos que, por voluntad y fortaleza (y no olvidemos esos poderes sobrenaturales y radiactivos), logran vencer obstáculos insuperables y crear un cambio significativo. Sí, estos semidioses están destinados a ser metáforas del poder que todos tenemos para superar desafíos… pero “el mundo” que salvan suele ser tan fantástico como ellos.

Por ejemplo, los muy complejos desafíos de la humanidad siguen ahí aun después de que el supervillano haya sido derrotado, y Superman rara vez se enfrenta cara a cara con cosas como la hambruna, la pobreza o la injusticia social. 

Ahora, el monomito o periplo del héroe existe por una razón. La famosa meditación de Joseph Campbell sobre este tema en su libro El héroe de las mil caras nos muestra que las poderosas historias de una persona especial que triunfa contra viento y marea nos han inspirado durante siglos. No solo eso, estas historias son algunas de las obras de arte más queridas e influyentes que existen. Inspiraron a grandes personas a hacer grandes proezas. Pero dejan una cosa por fuera.

Los problemas más apremiantes del mundo son demasiado extensos y están demasiado entrelazados para que una sola persona los resuelva. 

El cambio climático, por ejemplo, es un problema global que afecta a todos y con el que todos los habitantes de este planeta contribuyen. Del mismo modo, las desigualdades sociales y económicas son problemas sistémicos que se han ido acumulando a lo largo de los siglos. No se trata de acertijos que deba resolver un solo genio o héroe sobrenatural, sino de desafíos continuos que requieren acción colectiva y un esfuerzo sostenido. 

Esto no pretende ser derrotista, ¡y ciertamente no estoy sugiriendo que desechemos las historias de superhéroes! De hecho, creo que esto puede ser tan inspirador como cualquier libro sobre un aprendiz de mago o una poderosa jovencita con arco y flecha. 

La belleza de reconocer que no hay persona que pueda salvar el mundo por sí sola es darse cuenta de que todos podemos. Las acciones de cada individuo, por pequeñas que parezcan, contribuyen a un movimiento de cambio más amplio. Cuando nos unimos, combinando nuestros recursos, conocimientos y pasión, podemos iniciar transformaciones significativas. La forma en que una persona es llamada a servir es diferente a otra, y juntas, nuestras acciones de servicio armonizan en un poder mayor que el que cualquiera de nosotros podría ejercer.

Siguiendo con el ejemplo de ayudar a salvar el medioambiente, se ha demostrado que las decisiones individuales para reducir los residuos, conservar el agua y apoyar las prácticas sustentables marcan una enorme diferencia positiva a lo largo del tiempo. También contribuyen a una tendencia más amplia que presiona a los líderes para que adopten políticas más ecológicas. El cambio social también sigue un patrón similar. Los movimientos por los derechos civiles, la igualdad de género y los derechos LGBTQ+ han avanzado gracias a los esfuerzos colectivos de individuos unidos por una causa.

Aceptar que todos somos responsables de la evolución del mundo es un llamado a la acción. Es una invitación a comprometerse con el mundo de una manera más consciente e intencionada. Esto no significa que todos deban asumir la misma causa o contribuir de la misma manera. Más bien se trata de encontrar dónde se alinean tus pasiones, habilidades y oportunidades con las necesidades del mundo. ¡Y no hay afición que no tenga su capacidad de crear cambios!

¿Te gusta tejer? Puedes ponerte a trabajar en la elaboración de mantas para madres y bebés necesitados.

¿Te fascina infinitamente la artesanía? Crea una cuenta de TikTok donde enseñes a los demás a usar artículos de desecho comunes para hacer obras de arte o trucos domésticos útiles.

¿No estás seguro de dónde tu talento podría ser útil? Piensa en lo que haces actualmente en tu trabajo y ve si puedes ofrecer esa habilidad como voluntario en una organización sin fines de lucro. ¡Incluso una hora a la semana ayuda!

Cuando entendemos que ningún acto de bondad, generosidad o servicio es demasiado pequeño, se nos abre todo un mundo de oportunidades para “ayudar a salvar el mundo”. 

Como individuos, somos gotas en un vasto océano, pero cuando nos unimos, somos el océano mismo; con un poder inconmensurable y capaz de dar forma al futuro del planeta. La responsabilidad de ayudar a guiar la evolución de nuestro mundo es tanto una carga profunda como una oportunidad increíble. Dice en El Libro de la Ética que, si bien no estamos “obligados a completar la obra… tampoco somos libres de desistir de ella” (Pirkéi Avot 20:21). Es un llamado a la acción que requiere no solo optimismo, sino también determinación, creatividad y voluntad de colaborar.

Al aceptar esta responsabilidad compartida, reconocemos que, si bien ninguna persona puede salvar al mundo por sí sola, el poder y la voluntad colectivos de la humanidad ciertamente pueden dar forma a su destino y dirigirlo hacia un futuro más brillante, equitativo y sustentable. Y no te preocupes, también será un futuro con suficiente espacio para todos nuestros superhéroes favoritos. 


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